y echad al vuelo las
campanas;
Y pregonadle a los vientos
cómo Sevilla y Triana
se encontraron frente a
frente
una feliz madrugada;
Madrugada de pasiones...
Pasión de ésas dos
gitanas,
Esperanzas de los cielos,
Rosa y Clavel de mañanas,
que nunca tuvo esta tierra
tan feliz la madrugada
que aquella en que dos
hermanos,
a la vez que dos Hermanas
estuvieron tanto rato
mirándose cara a cara...
Qué momentos más hermosos
vivió Sevilla en Triana
cuando Triana en Sevilla
rezaba por sevillanas.
El Azahar por mantilla;
Por peineta, la Giralda
más que nunca nazarena,
y así servir de Madrina
a las Esperanzas nuestras.
Serafines jardineros
del Jardín de Resolana,
y un Querubín Alfarero
del Arrabal de Triana
modelaron esas gotas...
lluvia de Amor que en el
Alma
hicieron posible el cuento
como en un cuento de
hadas.
Cantó la sangre en mis
venas
cuando aquella madrugada,
y envueltas entre azucenas
del color de la mañana,
habló mi Virgen Morena
La Esperanza de Triana
con su Hermana Macarena,
la Virgen más Sevillana
que aquí los cielos
parieran.
El aroma de las huertas
de muchos siglos atrás,
se hicieron perfumes
nuevos
dentro de la catedral,
cuando las dos, frente a
frente,
reflejos de aquella sal
que rueda por sus mejillas
en lágrimas de cristal;
Y en cada cristal,
destellos
de una Alegría sin par
en marcos de Pena Negra
que se habrán de
separar...
Las dos están frente a
frente,
cara a cara, ¡miralas!
¿Cómo es posible decirse
tantas cosas, y sin
hablar?
Por las naves de la Iglesia
susurros vienen y van
a posarse en la Esperanza
pero, de las dos, ¿En
cual...?
Si se funden en Belleza,
tan sutil, tan Celestial,
que las dos son la
Esperanza
de los dos lados del Río,
noches de Sol, y mañanas
que llenan de escalofríos
cuando se oye el gemio
de ese Puente Triana.
Como dirá este Poema
en tan hermoso compás...
¡Dime Señor! ¿De que
hablan?
Que me quisiera enterar
porque tan sólo de humanos
conozco yo el conversar,
y porque esta es Historia
que no se repetirá;
Al menos de esta manera,
viendo a Triana llorar,
porque aquella Macarena
no sé lo que le dirá,
que está convirtiendo en
mares
la Gracia de los alfares
que quedan en su Arrabal.
¡Dime Señor! ¿Qué se
dicen?
Que me quisiera enterar
de ése Dolor y ésa Pena
que está contando Triana
a su Hermana Macarena,
y cual nudo en la garganta
como amarra marinera,
hace que le falte el aire
y respirar no pudiera.
En los perfiles de Oro
dos miradas se
entremezclan,
y así, sin decir palabras
de una Plata mensajera,
ya están diciéndose adiós
de tan sublime manera,
agitando los pañuelos
que entre sus dedos se
aprestan
para ser siempre jazmines
blancos de sus primaveras.
Un clamor de vivas aguas
en fajas de lunas nuevas;
un revuelo de costales
bajo las andas de Seda,
y veneros de esmeraldas
con sus capas nazarenas
están preparando un nuevo
regresar a las estrellas.
Ya está flotando Sevilla
sobre las losas serenas,
y navegando Triana
entre la luz de su Vega,
y hasta las bóvedas altas
están llorando la pena
de ver como las Hermanas,
entre rosarios de abrazos
van camino de la puerta,
mientras que la de Los
Reyes,
que de Sevilla es la
Dueña,
hizo de las dos orillas
su único “Santo y Seña”.
Un Guadalquivir por medio,
y Dos Rosas sus riberas...
Una pa secar el Llanto,
y otra pa aliviar las
penas
de esta tierra Sevillana,
y esta Triana tan nuestra.
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