DESFACIENDO
UN ENTUERTO
(Apuntes)
La imagen que es conocida como “El Cristo de Medinaceli” y que es tan venerada en Madrid tiene su pequeña historia...
Como
de todos es conocido por la publicidad que se le hace a nivel
nacional, el Siete de Marzo es el día grande de Éste Cristo, un
“Ecce Homo” en su representación de ser atado y flagelado, y que
Poncio Pilatos presenta al pueblo mientras pronuncia las palabras
propias, y que en su día nos hizo llegar la Iglesia.
Pues
bien, esta es una talla que fuera encargada por la Comunidad de
Padres Capuchinos de Sevilla, y que con toda seguridad fue
maestralmente realizada en Cedro por el Imaginero Juan de Mesa en su
taller de la Collación de San Martín de Sevilla en 1645 aunque
existen dudas sobre su autoría ya que algunos eruditos afirman que,
es muy posible, fuera ejecutada por alguno de sus discípulos como
pudiera ser Luis de la Peña o el mismo Francisco de Ocampo aunque
sobre éste último tengo mis dudas ya que según noticias de la
época, falleció en 1639, algunos años después de haber realizado
la imagen del Cristo del Calvario de la Hermandad de su nombre en la
Sevillana Iglesia de la Magdalena.
Una
vez acabada la talla, y por razones que no se conocen, Fray Francisco
Guerra, obispo de Cádiz, dispuso que se hiciera su traslado a La
Mamora (ciudad Marroquí -española- en el siglo XVII y que en la
actualidad se llama Mehdía, al norte de Marruecos) y que por ello
ejercía jurisdicción eclesiástica sobre la plaza.
Sería
llevada por los Capuchinos al fuerte que las tropas españolas tenían
en San Miguel de Ultramar, siendo apresada por los moros en 1681,
cuando el Sultán Mulay Ismail arrebató a los españoles la plaza
después de ponerle sitio.
Trasladada
la imagen a Mequinez (una de las cuatro ciudades imperiales de
Marruecos), donde según noticias de la época fue profanada y
arrojada a un muladar de donde fue rescatada por el Trinitario
Fray Pedro de los Ángeles, quien la escondería en su casa hasta que
finalmente en Enero del año siguiente la Orden pagó 30 monedas de
oro y así poder traerla de nuevo a España y a Madrid donde desde
entonces es venerada.
Rfcia. A. J. M.
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