LA
MAGIA DE UN CERAMISTA
La
actual Plaza Nueva, habría recibido anteriormente diversos nombres
en razón de los distintos periodos de transición entre un régimen
y otro, así en 1857 con la desaparición del convento casa grande de
San Francisco, se llamaría Plaza de la Infanta Isabel (hija de los
duques de Montpensier). Ya en 1873 con la Primera República pasaría
a llamarse: Plaza de la República Federal. Más tarde con la
restauración en 1875, el Consistorio de entonces dirigido por el
Conde de Montelirio (Alejándro Aguado), y causalmente, el año que
nacería Antonio Machado, la denominaría Plaza de San Fernando. Con
la llegada de la Segunda República en 1931 pasaría a ser llamada
Plaza Nueva. No obstante, en 1936 vuelve a ser de San Fernando, para
al final con la llegada de la democracia ser conocida definitivamente
como Plaza nueva.
La
Plaza Nueva estuvo siempre vestida de los más nobles edificios,
palacios, hoteles... Pero el que nos ocupa ahora es el que don Miguel
García Longoria encargaría en 1917 al arquitecto Vicente Traver y
Tomás, recién llegado de su tierra levantina, una gran casa que,
conocida como “Casa Longoria”, y terminada en 1920, está ubicada
en el número 6 y esquina a la actual calle Badajoz, la cual desde
1979 es sede del Banco Urquijo.
Ahora
comprenderán Vds. del por qué he incluido esta pequeña historia,
que no deja de ser conocimiento y a través de él, Cultura
Sevillana.
Lo
principal está por llegar, y es que, aunque la familia Longoria
tiene en aquella época una cierta amistad con la familia Mensaque, y
por otro lado don Vicente Traver a comenzado a tomar nota de las
debilidades cerámicas que tiene don Anibal por cuantas maravillas
salen de la fábrica de Ramos Rejano, el caso es que para enriquecer
aquella casi su primera obra, se inclina por don Manuel, y aquí, sin
más preámbulos, os dejo otras imágenes mágicas de la mano del no
menos, a mi juicio un mago, como sin duda lo fuera Enrique Orce
Mármol.
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