UNA ALCALDADA SEVILLANA
Hay quien le llega la inspiración y crea cosas bellas,
Corre el año 1958 y como habría de ocurrir en tantas ocasiones en Sevilla, un “preclaro” Alcalde como fuera don Jerónimo Domínguez y Pérez de Vargas (Marqués del Contadero), y que más tarde, en Octubre, tendría que dimitir sucediéndole don Santiago Garrigós Bernabeu, cometería una de las mayores tropelías que viviera la ciudad durante esos años; nada más y nada menos que ordenar el derribo del famoso Laboratorio bacteriológico, y clínica con salas de consulta y baños para la higiene que, proyectado y construido por el arquitecto nacido en Sevilla en 1880 Comandante del cuerpo de Ingenieros, Francisco F. Pineda con su colaborador de siempre Abel Pinna, estaba ubicado cercano a la Estación de Córdoba que habría sido inaugurada en 1901 y construida por el Ingeniero portugués Santos Silva. En el mes de Abril de aquel año de 1958 la ciudad también sufriría la pérdida de la que fuera patrocinadora y fundadora del Hospital de la Cruz Roja de Sevilla, su Presidenta la Infanta doña Luisa de Orleans
Conocido
por el Laboratorio del Dr. Murga, su propietario don Leopoldo Murga
Machado, se vería obligado a cerrar en 1938 y quedando en el más
absoluto de los abandonos, entre otras razones, las penurias que
atravesaba la ciudad por la escasez de aguas debido a las pésimas
gestiones del por entonces Delegado Municipal Sr. Laffont y Soto.
Mucho,
es de suponer, que sufriera don Leopoldo contemplando cómo echaban
abajo toda una obra del más puro estilo neoclásico, y que inspirada
en el Museo Británico, con visos de templo griego quedaría
edificada entre los años 1905 y 1907, y con el más absoluto
carácter privado, máxime cuando corrían las mismas fecha en que en
Sevilla se celebraba en los alrededores del Casino de la Exposición
la Primera Feria de Muestras Iberoamericana con una inmensa afluencia
de Industriales y comerciantes de todo el orbe empresarial.
Este
edificio de cuyo conjunto destaca el cuerpo central y que estaba
flanqueado por otros rodeados de jardines y esculturas alegóricas al
baño fueron realizadas por el escultor y pintor sevillano Adolfo
López Rodríguez, quien habría trabajado en alguna ocasión para
Anibal González así como, atravesando a Triana, lo habría hecho para
algunas obras cerámicas de Manuel García Montalván.
Fué
una verdadera pena la demolición de aquel hermosísimo conjunto
arquitectónico, y sobre el que ya podemos echarle ingenio mental para, de forma
virtual, imaginar como se vería en esta época junto al edificio de la Plaza
de Armas, evidentemente, si éste también de una vez por todas fuera
restaurado y liberado de la horrorosa funda que oculta una belleza
Neomudejar e inspirada en la mezquita de Tánger y el maravilloso
patio de los leones de la Alhambra granadina.
Todo
quedó destruido aquel fatídico año de 1958, sin que nadie,
absolutamente nadie, de aquellos mandamases que poseían la llave
para su posible conservación hicieran nada, ni tan siquiera se
salvaron las esculturas.
Ese
mismo año la Cabalgata de Reyes atravesaría a Triana por vez
primera en su historia. Se haría en honor de don José María
Izquierdo por lo que en la calle Betis se mandarían colocar unos
proyectores con el fin de iluminar el cortejo en su transcurrir por
el puente, aun a pesar de los problemas eléctricos que en aquellas
fecha tenía la ciudad.
Siete
años más tarde y en aquel lugar que ocupara el Laboratorio del Dr.
Murga, quedaría inaugurado el nuevo Ambulatorio que con el nombre de
Virgen de los Reyes, habría sido proyectado y construido por el
arquitecto natural de Zaragoza don Fernando García Mercadal.
Este
edificio de nueva planta con líneas nada definidas sería inaugurado
a finales de 1965.
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No tiene perdón de Dios lo que hicieron, derribar un edificio que era una magnifica joya, orgullo entre otros destacados sevillanos y poner en su lugar "eso", que es un egendro del peor gusto, tiene todo el rechazo de la sevillanía.
ResponderEliminarHace poco, también comenté sobre los Baños del Dr. Murga, por supuesto, también censuré y lamenté enormemente su pérdida. Una de tantas que desgraciadamente padeció Sevilla.
Muy buena descripción de su historia. Enhorabuena.
Me uno a tu valiente y objetiva denuncia.
Un abrazo.
Bueno pues aunque ya no tiene remedio lo cierto es que siguen habiendo voces rechazando estas tropelías, y eso es importante. Ahora he oído unos rumores recientemente de que quieren trasladar el templete de la Cruz del Campo a un lugar, al parecer, más vistoso; entienden los mandamases que ahí está ya muy ahogado. ¿Qué te parece...?
ResponderEliminarMi abrazo para ti también.
He dado con su blog después de buscar sin demasiado éxito información sobre la identidad del alcalde que permitió y/u ordenó tal barbaridad.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tanta información.
Me ha causado una gratísima impresión dar con su página, que iré leyendo con tremendo interés.
Un saludo.
Víctor.
Celebro cuanto me dice y agradezco el que me siga.
EliminarSaludos.