ni aún vencido.
Nunca te sientas esclavo
ni aún siendo esclavo.
Trémolo aún de pavor
piénsate bravo,
y arremete feroz
aunque estés herido.
del clavo enmohecido
que, aunque viejo y ruin,
volverá a ser clavo;
no como la cobarde
presunción del pavo
que encoje su plumaje
apenas oye el leve ruido.
Condúcete como Dios
porque Él nunca llora,
o como el malvado Lucifer
que nunca reza,
o como ese Alcornoque
cuya real grandeza,
aunque necesita del agua
jamás la implora...
¡Que muerda y vocifere
vengadora,
y vagabundee
por el polvo tu cabeza.
Así pronto encontrarás
esa destreza
que te haga llegar
en esta hora
la sublime paz, y la entereza,
que convierta a tu mente
en fuente soñadora,
cual servicial señora
de tu Naturaleza.
Magnifico Santiago. Saludos. R. Rguez.
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