UN SONADO CENTENARIO
Durante el reinado de Isabel II, para
Sevilla las luchas políticas fueron muy beneficiosas, ya que durante
el mismo la ciudad alcanzó a dar un agigantado paso en el difícil
camino de la evolución social, comercial y hasta en lo que al mismo
progreso, en general, se refiere en razón a los extraordinarios
descubrimientos e inventos durante la bien llamada época de la
luces.
Época aquella en la que quedó
terminado e inaugurado el Puente de Triana sobre el río
Guadalquivir; la puesta de en marcha de la incipiente red de
ferrocarriles, la llegada de la tan deseada nueva iluminación a Gas
y de cuyo extraño producto se abastecían las nuevas farolas de iluminación, de
una central instalada en la calle Pagés del Corro entre otras de la
ciudad, así como otras tantas novedades que le darían a Sevilla un
giro de ciento ochenta grados en los que a morfología, fisonomía y
estados costumbristas se refiere.
Y llegamos al meollo de la cuestión,
porque la verdad sea dicha, que por feliz coincidencia, el nacimiento
de la feria de Abril en el campo del Ejido (5 de Marzo, por
privilegio concedido por la misma reina), -actual Prado de San
Sebastián-, y el Teatro San Fernando vendrían de la mano aquel año
de 1847. Ubicado en su origen en la calle de Monteros, nombre
recibido desde el siglo XV por haber estado instalados allí los
cazadores y monteros del rey, y que a partir de 1869 pasaría a ser
denominada calle Tetuán en memoria de la toma de dicha ciudad por
las tropas del general O´Donell y al que, por cierto, pondrían
calle, cual punta de lanza de la susodicha Tetuán.
Teatro y Feria habrían de complementarse de
tal manera que convirtieron la Primavera Sevillana en un edén de
alegría, belleza y arte cuya trilogía hizo que Sevilla aquel año
se convirtiera en el más grande y hermoso de los pregones que ningún
poeta, rapsoda o trovador lanzara a los aires de la cultura mundial.
Aquel Centenario -1947- no podía ser menos; se celebró con una gala especial en la que actuaría el homenajeado Juanito Valderrama junto a un gran elenco de artistas de la época y en la que estaría como invitada de honor nuestra Gracia de Triana. Estaría presentado por dos de mis grandes maestros y amigos: Emilio Segura y Alfonso Contreras Rosado.
El Teatro San Fernando siempre se distinguió no sólo por sus grandes contrataciones artísticas profesionales, sino que lució con luz propia en favor de sus esplendidos concursos para noveles. Sería muy largo de contar el historial de este Teatro, no obstante, no puede quedar en el olvido aquel año de 1956 en el que un Pregonero de la Semana Santa de Sevilla y natural de Osuna llamado Antonio Rodríguez Buzón, habría de salir a hombros del sentimiento cofrade Sevillano.
Al final como tantos otros, en 1973 sería derribado para dar paso a un nuevo y gran establecimiento, por lo que su lugar lo ocuparía la firma C&A.
No se puede Vd. imaginar como me ha llenado este comentario suyo acerca del gran teatro San Fernando. Yo vivo en Sevilla y al ver este cartel antiguo con mi paisano Jesús Heredia, ya que yo soy natural de Écija, me ha llamado mucho la atención. Gracias por el recuerdo y un saludo. Raimundo.
ResponderEliminarY pensar que parece que fue ayer cuando asistia a aquellos concursos. Que tiempos.
ResponderEliminarAhora al volver de nuevo al blog me he encontrado con este comentario, el cual agradezco porque es señal de que sigues mi blog. Una pregunta, Raimundo: ¿Tú eres familia de Miguel Fuentes Ávila?
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