Parió la tierra una voz
Entre viñedos condales;
Profunda, cual cien metales
En un crisol de amaranta,
Perfilaron su garganta
En su máxima expresión;
Requiebros de un pensamiento
En que todo sentimiento
Jalonado de cantares,
Incitó mil alamares
Llenándolos con su portento.
Desde mi condición de manzanillero y amigo de Pepe, no sabes como te agradezco el detalle. Muchas gracias y un saludo. Preciosa la poesía.
ResponderEliminarM. Daza.