lunes

CUENTOS Y RELATOS

 


EL SUEÑO DE UN PROTECTOR

 

Hubo una vez un político malvado que una noche le robó las lenguas a un pueblo, y después de aplicarles un hechizo para que sólo hablaran cosas malas de todo el mundo, se las devolvió a sus ciudadanos sin que estos se dieran cuenta.

De este modo, en muy poco tiempo, en aquel pueblo sólo se hablaban cosas malas de todo el mundo, y aquello sólo llevaba a que todos estuvieran, unos con otros, enfadados, para mayor alegría y satisfacción del político.

Al ver la situación, el protector del pueblo decidió intervenir con sus mismas armas, haciendo un encantamiento sobre las orejas de todos. Las orejas cobraron vida, y cada vez que alguna de las lenguas empezaba sus críticas, ellas se cerraban fuertemente, impidiendo que la gente oyera. Así empezó la batalla terrible entre lenguas y orejas, unas criticando sin parar, y las otras haciéndose verdaderamente las sordas.

¿Quién ganaría aquella tan caprichosa como inaceptable batallita? Pues con el paso del tiempo, las lenguas hechizadas empezaron a sentirse inútiles: ¿para qué hablamos si nadie nos escucha, se preguntaban? y como eran lenguas, y preferían que las escuchasen, empezaron a cambiar sus manifestaciones. Y cuando comprobaron que diciendo cosas de interés social y por el bien de todos, volvían a ser oídas y escuchadas, se llenaron de alegría y olvidaron para siempre su hechizo. 

En el desgraciado transcurrir de su mandato, aquella mala y desafortunada decisión le pasó la correspondiente factura, por lo que aquél político dejó de mandar. Desde entonces el protector del pueblo se hizo responsable de aquella gente, dando un primer paso hacia lo que más tarde sería la para muchos, al final, la III República.

Del libro  III

 

 

 

 

1 comentario: