¡También
en Cristo está Triana!
Y
aunque no vivió su muerte,
si
rogó porque la suerte
lo
dejara una mañana
en
este lado del puente.
¡Quédate
aquí! Con nosotros,
le
pidió una Primavera
en
este lado del río,
aunque
yo sé, Cristo mio,
que
no es la misma ribera
la
que aquí pisan tus hijos
que
aquella de tus quimeras,
mas
de que otra manera
yo
te podría decir
que
te quedaras aquí...
Entonces
se oyó una voz
tan
Divina como humana:
Quiero
que tú, mi Triana,
hables
con un tal Mateo
con
apellido Ximenes,
y
preguntale si tiene
terminado
ya el encargo
que
le pedí hace unos días,
Ostensorio
de Alegría
como
aquel de la ciudad;
tenlo
por siempre consigo
porque
también es contigo
con
quien me quiero quedar,
y
si al paso de los tiempos
tú
me llamas “Corpus Chico”,
Yo
me sentiré feliz
pues
sólo lo chico es grande
cuando
se refiere a Mi.
¡¡¡PRECIOSO!!!
ResponderEliminarAunque con bastante retraso por mor de mi ausencia con motivo del Verano, no quiero dejar de agradecerte tu deferencia.
ResponderEliminarUn cordial saludo.