Santiago Martín Moreno
NUESTROS ORÍGENES
(apuntes)
La obra fundamental de Charles Darwin (1809 / 18829) –Reino Unido- El origen de las especies por medio de la selección natural, o la preservación de las razas favorecidas en la lucha por la vida, publicada en 1859, establecería que la explicación de la diversidad que se observa en la naturaleza se debe a las modificaciones acumuladas por la evolución a lo largo de las sucesivas generaciones.
Así mismo, trataría la evolución humana y la selección natural en su obra El origen del hombre y de la selección en relación al sexo y posteriormente, en La expresión de las emociones en los animales y en el hombre.
DE MONO A
HUMANO
El Awash medio (Etiopía),
es el lugar de la Tierra que ha estado poblado con más persistencia. En esta
zona etíope han vivido, han muerto y han quedado enterrados miembros de nuestro
linaje durante casi seis millones de años. Los huesos que la erosión está sacando
a la luz permiten ahora reconstruir, paso a paso, cómo evolucionó un primate
primitivo de cerebro pequeño hasta conquistar el planeta.
En esta exposición,
pretendemos explicar el estado actual de este intrincado panorama, así como
recrear mediante esculturas y escenografías algunos episodios en la historia de
nuestra existencia y que articulan los distintos ámbitos.
Los prolegómenos de esta aventura tienen lugar hace unos 13 millones de años, cuando entre la densa vegetación que poblaba nuestro planeta, los primeros sobrevivían a los numerosos depredadores, gracias a su modo de vida alborícola.
VIVIENDO ENTRE LOS ÁRBOLES
Los primeros mamíferos
fueron criaturas alborícolas y de costumbres nocturnas; más adelante, los
primates desarrollaron manos y pies prensiles y, proporcionalmente, un cerebro
mayor que el de las demás especies.
Un pariente de esta especie es el Driopithecus (-24/-5) millones de años. Gracias al descubrimiento de un esqueleto muy completo de un driopiteco que habitó hace 10 millones de años en las selvas de lo que en la actualidad es Cataluña, más concretamente Barcelona; conocemos el modo de vida de estos primates arborícolas.
El Driopithecus Iaietanus
habitaba en grupos en lo alto de los árboles, colgándose de las ramas,
alimentándose de frutas y bajando esporádicamente al suelo, donde se desplazaba
en posición cuadrúpeda.
Hace unos 6 millones de años desaparece gran parte de la selva y algunos primates bajan al suelo y adoptan la locomoción bípeda. En este momento vive el último antepasado común de humanos, gorilas y chimpancés, aun no descubierto. El homínido más antiguo según las teorías vigente, es el Ardipithecus ramidus, que vivió hace unos 5 millones de años en África Oriental.
EL BIPEDÍSMO
La motricidad bípeda es el primer gran hito de la
evolución humana. Permitió tener las manos libres para explorar nuevas fuentes
alimenticias, fabricar herramientas y cazar. Otras ventajas adicionales fueron
el aumento de la resistencia para caminar grandes distancias, el alejamiento de
los órganos vitales del suelo y la mejor visión en los nuevos territorios con
menor vegetación.
El Australopithecus
anamensis es el primer homínido que disfrutó de estas ventajas. De este primer
bípedo derivan dos linajes; por un lado los Australopithecus de huesos gráciles
divididos en dos especies: A. afarensis y A. africanus, que hace unos 2
millones de años evolucionan hacia el género humano. Por otro lado los
Paranthropus – P. aethiopicus, P. boisei y P. robustus-, con un fuerte aparato
masticatorio fruto de una alimentación más especializada en productos vegetales
que se extinguen sin descendencia hace 1.5 millones de años.
Un testimonio único del
bipedismo en sus orígenes lo constituyen unas huellas fósiles de
Australopithecus afarensis que han permanecido plasmadas en las cenizas
volcánicas de Laetoli (Tanzania) durante más de 3 millones de años.
LAS HERRAMIENTAS
Hace unos 2.5 millones de años una especie de primates destaca sobre las existentes. Es capaz de fabricar toscas herramientas de piedra golpeando cantos rodados con otros y logrando un filo cortante, con lo que es posible cazar y descuartizar las presas con facilidad. La mejora en la dieta aporta proteínas y estas favorecen el desarrollo cerebral.
Este podría ser el primer
representante del género humano: se trata del Homo hábilis, contemporáneo de
otro candidato –algo más robusto- a ser esta primera especie humana, el Homo
rudolfensis, con el que compartió territorio.
Un millón de años más
tarde aparece en escena el siguiente representante del género Homo. Se trata el
Homo ergaster, que posee un cerebro de mayores dimensiones que le permite crear
mejores y más versátiles herramientas de piedra. Además es el primer homínido
que sale del continente africano y se extiende por Asia y Europa.
EL FUEGO
El control del fuego es una de las conquistas culturales más importantes en la evolución humana. Las pruebas más antiguas de este control se remontan a 400.000 años, aunque probablemente antes hubo una etapa de aprovechamiento de los incendios naturales.
El fuego permitió ampliar
la dieta y habilitar en nuevos territorios al proporcionar calor, luz y
seguridad.
El Homo erectus es un homínido extinto, que vivió entre 2 millones de años y 70.000 años antes del presente. Los Homo erectus clásicos habitaron en Asia oriental (China, Indonesia). En África se han hallado restos de fósiles afines que con frecuencia se incluyen en otra especie, Homo ergaster; también en Europa, diversos restos fósiles han sido clasificados como Homo erectus, aunque la tendencia actual es la de reservar el nombre Homo erectus para los fósiles asiáticos.
El Homo ergaster asiático evolucionó hacia el Homo erectus; a esta especie se le atribuye tradicionalmente el ser la primera en tener la habilidad para manipular el fuego. Los Homo ergaster africanos evolucionaron hacia el Homo antecesor, que abandonó el continente para evolucionar a su vez, ya en Europa, hacia el Homo heidelbergensis. Esta especie europea, considerada la antepasada de los neandertales, dominaba el fuego con toda seguridad.
La población de Homo antecesor que no abandonó el continente africano evolucionó hasta el Homo sapiens, por lo que nuestros orígenes se situarían en las poblaciones africanas de entre 600.000 y 250.000 años, a las que recientemente se le ha dado el nombre propio de Homo rhodesiensis.
LA AUTOCONCIENCIA
Los primeros enterramientos denotan el inicio de
un comportamiento simbólico y de un pensamiento sobre la muerte y el más allá.
Debieron
tener una gran capacidad de planificar y desarrollar pensamientos conscientes,
transmitir las técnicas y las relaciones sociales de una generación a otra
además de la modificación del medio ambiente.
Pudo haber existido una forma de código avanzado
para la comunicación verbal.
Nuestros antepasados ya se angustiaban ante la muerte, se preguntaban sobre ella y por lo tanto sobre la vida. Y estas preguntas e inquietudes comunes consolidaban los grupos, de la misma manera que las religiones actuales son un supuesto instrumento de cohesión social.
La práctica funeraria más
antigua que se conoce es la realizada hace 300.000 años en la Sima de los
Huesos (Atapuerca).
Se trata de una
acumulación de cadáveres en un pozo vertical efectuado por el Homo
heidelbergensis.
Las sepulturas realizadas
por el Homo neanderthalensis desde hace unos 120.000 años son abundantes. Los
neandertales, robustos y hábiles cazadores, dominaron Europa durante 100.000
años, creando a su vez una amplia variedad de útiles de piedra y enterrando a
sus muertos con cuidado y ceremonial.
Estas sepulturas aunque
realizadas a poca profundidad si estaban cubiertas con gran cantidad de piedras
al objeto de que quedaran sólidas y preservadas ante posibles ataques de
depredadores carroñeros.
Los neardenthalensis desaparecieron hace 25.000 años, no sin antes coexistir durante mucho tiempo con un recién llegado a África, el Homo sapiens.
EL SÍMBOLO
La estructuración del cerebro humano permite
generar conceptos simbólicos y plasmarlos en imágenes.
Las obras de arte debieron tener funciones estéticas, místicas, incluso de comunicación y cohesión social.
Unos huesos de elefante con rayas grabadas hace 400.000 años y una tosca escultura femenina llamada “Venus de Berekhat Ram” realizada hace unos 250.000 años, son ejemplos de que el sentido simbólico ya fue desarrollado por poblaciones anteriores a los humanos modernos.
De todas formas, la eclosión del fenómeno artístico, que indica una humanidad y unas sociedades organizadas y complejas, no se produciría hasta hace unos 35.000 años.
A partir de ese momento, el Homo sapiens, que apareció en África hace, entre 200.000 y 150.000 años, extendió por el resto del planeta gran variedad de formas artísticas, entre las que destacan las conocidas pinturas (rupestres) del interior de las cuevas, el modelado, la talla y el grabado.
LA
CULTURA
La evolución del lenguaje es el campo de la lingüística que trata sobre cómo emergió y evolucionó el lenguaje actual en la línea evolutiva del ser humano. Casi todas las palabras que hoy usamos provienen de formas distintas que ya usaron nuestros antepasados y que, surgiendo por numerosas causas, procesos y factores, fueron evolucionando hacia los estados en los que hoy las conocemos y utilizamos.
Hay dos grupos humanos que han tenido éxito en el transcurso de los últimos
cientos de miles de años y que se han ramificado del Homo erectus africano: el
neandertal europeo y un pequeño grupo de Homo sapiens de los cuales algunos
emigraron por el paso de Bab el-Mandeb y desde entonces llenaron el planeta.
Si bien encontramos que el neandertal posee un cerebro de tamaño medio
mayor que el Homo sapiens, no evolucionó culturalmente como lo ocurrió con el
grupo de Homo sapiens emigrante de África, ni existió un vínculo social entre
los grupos del neandertal como fue entre los Homo sapiens. En Europa hace casi
treinta y cinco mil años el Homo sapiens fabricaba estatuillas y obras de arte
con las que se expresaban, mientras que el neandertal era incapaz de seguirles
el ritmo.
APARIENCIAS HITÓRICAS
Entre 1891 y 1892 el médico anatomista holandés Eugène Dubois creyó encontrar el «eslabón perdido», hipotetizado por Ernst Haeckel, al descubrir algunos dientes sueltos, una calota (bóveda craneal) y un fémur —muy similar al del hombre moderno— en las excavaciones paleontológicas que realizaba en el río Solo cerca de Trinil, en el interior de la isla de Java (Indonesia). Dubois publicó estos hallazgos con el nombre de Pithecanthropus erectus (hombre-mono erguido) en 1894, pero más conocido popularmente como "El Hombre de Java" o también "Hombre de Trinil". En la década de 1930 el paleontólogo alemán Ralpf von Koenigswald obtuvo nuevos fósiles, tanto de Trinil como de nuevas localidades como Sangiran (a unos 75 km); en total doce especímenes y, en 1938 von Koenigswald identificó claramente un magnífico cráneo de Sangiran, como "Pithecanthropus". No será hasta 1940 cuando Mayr atribuye todos estos restos al género Homo (Homo erectus).
Los primeros hombres modernos europeos se agrupaban hasta hace poco en dos variedades: la raza de Cro-Magnon, más robusta, y la variedad de Combe Capel, Brno o Predmost, más grácil. En realidad, esta dicotomía pretendía justificar el binomio cultural Auriñaciense-Perigordiense y hoy en día se ha abandonado, estando sólo generalizado el uso del término cromañones para los hombres modernos paleolíticos. Variedades más tardías (hombre de Grimaldi o de Chancelade) tampoco parecen tener diferencias somáticas que justifiquen una completa diferenciación poblacional de tipo racial.
EL COMPORTAMIENTO
Las
adaptaciones fisiológicas hicieron seres humanos animales más flexibles, con
unas capacidades desarrolladas y versatilidad en el comportamiento que lo
diferencia del resto.
El gran tamaño del cerebro, su complejidad y maduración lenta y
el desarrollo neurológico, proporcionó que el comportamiento instintivo pudiera
ser modificado a través del aprendizaje.
Los cambios en el medio fueron rápidos. La supervivencia se
hizo posible en condiciones extremas y en una amplia variedad de habitas y que
todos mantenían en común.
El Homo sapiens (del latín, homo ‘hombre’ y sapiens ‘sabio’) es una especie del orden de los primates perteneciente a la familia de los homínidos. También son conocidos bajo la denominación genérica de «humanos».
Se considera Homo sapiens de forma indiscutible tanto a los que poseen las características anatómicas de las poblaciones humanas actuales como lo que se define como «comportamiento moderno». Los restos más antiguos atribuidos al Homo sapiens se encuentran en Marruecos, con 315.000 años. Las evidencias más antiguas de comportamiento moderno son las de Pinnacle Point (Sudáfrica), con 165.000 años.
Durante mucho tiempo se popularizó la errónea identificación de esos tres tipos humanos con las tres divisiones raciales o razas humanas de la antropología clásica: Cro-Magnon con la raza blanca o caucasoide, Grimaldi con la raza negra o negroide y Chancelade con los esquimales o raza amarilla o mongoloide.
EL NOMADISMO
El hombre se
desplazaba de un lugar a otro en busca de alimentos, ya fueran estos
recolectados de los árboles y plantas, o cazados, siendo la cacería uno de los
motivos por los que el ser humano fue nómada pues los grupos humanos seguían a
los rebaños y manadas de los distintos animales a los que cazaban,
estableciendo campamentos temporales en las cercanías de los ríos o fuentes de
agua donde se detenían a beber agua los animales o lugares estratégicos dentro
del área de las migraciones animales.
Este corto, aunque, a mi juicio, enriquecedor trabajo, y que sintetiza la noción popular de que el ser humano desciende evolutivamente de antepasados primates, suele emplearse en contraposición a los pensamientos que, en pleno siglo XXI, la iglesia y su doctrina creacionista, según la cual los seres vivos no son fruto de la evolución, sino de un acto creador, y que aun sigue manteniendo gracias a aquellos pilares sobre los cuales, por razones de orden apoyada en una superstición hoy día insostenible, se sigue manteniendo por razones obvias.
De todas formas, lo que evidencia todo lo expuesto es, sencillamente, que el chimpancé comparte el 96 por ciento del código genético con el ser humano, lo que viene a demostrar que es el pariente vivo más cercano al hombre. Ambos comparten pues, un antepasado común que vivió hace más de cuatro millones de años.
s. m. m.
Rfcias.
Datos extraídos de Internet/Wikipedia.
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