domingo

LOS TARTESSOS



LA CIVILIZACIÓN PERDIDA
(apuntes)
 

            Habríamos de comenzar diciendo que todo o casi todo aquello que se conoce sobre la civilización Tartesia, pueblo llegado desde el continente Africano, se debe sólo y exclusivamente a todo un elenco de autores griegos, aunque ellos, en mayor o menor medida, confunden frecuentemente lo histórico con lo mítico; con reyes como Gerión, el de los bueyes, un ser antropomorfo formado por tres cuerpo y con tres cabezas, según algunas versiones. Seguidamente nos encontramos con Habis, hijo del Rey Gálgoris y una de sus hijas, el cual después de mil intentos para ser asesinado por su padre, logró llegar a ser reconocido como su heredero, no sin antes haber sido el inventor del arado y haber creado las leyes de su pueblo. Posteriormente nos encontramos con el Rey Nórax, hijo del Dios Hermes y casado con la Princesa Eritia, hija de Gerión...
 

            

            La tierra que orilla este inmenso Golfo, y que recreamos para nuestra mayor comprensión, hemos de, echándole imaginación, verla como aquella tierra de Tartessos, que luego dará vida al asentamiento que hoy es Triana y el Aljarafe. Y las aguas de este Golfo, como las que hace más de tres mil años eran la consecuencia de la formación del Lago Ligustinus, el cual al ensancharse y, atravesando la actual Alameda de Hércules, recibía las del viejo río Tharsis o Tartessos. En medio de este Golfo surgiría una suerte de tierra, una isla sobre la cual con el transcurrir del tiempo 950 a.C., se levantaría la que más tarde vendría a ser la ciudad de Sevilla, una vez y cuyo origen fuera descubierto por el Comerciante fenicio llamado Melkart.
              La primera fuente histórica que nos habla de Tartessos data de lo escrito por el Historiador y Geógrafo Herodoto de Halicarnaso (484 – 425 a.C.), y que se refiere al último rey Tartesio, Argantonio (650 -550 a.C.), y cuyo significado, al parecer, era: Hombre de Plata, y del que se dice que gobernó casi sus cien años, aunque existe una versión en la que se indica que podría tratarse no de un Rey, sino de una Dinastía. No obstante, se le atribuía una riqueza, sabiduría, inteligencia y generosidad extraordinarias.
             Una referencia más tardía, la encontramos en el siglo IV d.C., concretamente, del escritor etrusco Postumius Rufo Festus Avieno, que escribió una obra titulada Ora Marítima (Las costas Marítimas), Poema dedicado a su amigo y Emperador Marco Aurelio Probo, y en la que describe con todo detalle las costas mediterráneas. Según el Poeta, hizo uso de fuentes antiquísimas de varios autores desconocidos, y que no ha lugar aquí y ahora su relación, aunque casi todas estarían fechadas hacia el siglo IV a. C.
             De ella, Festus Avieno dijo que era un "periplo", es decir, un viaje de navegación costera realizado por un marino griego o cartaginés, el cual partiendo de las costas de Britannia (provincia romana en Inglaterra), llegaría hasta Massalia (en occitano provenzal y actual Marsella). Como resultado de aquel viaje se narran los lugares visitados por el desconocido marino, el cual proporciona para la historia las noticias más antiguas sobre la península Iberia llamada así por los griegos, y cuyo nombre proviene, posiblemente, del nombre del río Iber, actual Ebro.
             Así pues,Tartessos, fue el nombre por el que los griegos conocían a la que creyeron primera Civilización de Occidente, y posible heredera del Periodo del Bronce, la cual se desarrolló en el triángulo formado por las actuales provincias de Sevilla, Huelva y Cádiz, en la península Ibérica durante el Bronce tardío y la primera Edad del Hierro, entre los siglos XII – IX a.C.
             Parece ser, a decir de algunas autoridades, que tuvo por eje el río Tarshish, o Tartessos, y que este pudo ser el que los fenicios llamaron Baits, más tarde Baetis (posiblemente “El Dichoso”), por los romanos quedando en Betis, y los árabes al-wadi-al-Kabir (Río Grande), para finalmente ser nuestro Guadalquivir. Sin embargo, hay autores que la sitúan en la confluencia de las bocas del río Odiel con el río Tinto en la (ría de Huelva), puesto que bajo la propia ciudad Onubense, es sobradamente conocido que se hallan soterrados importantes restos de aquella época. Este pueblo habría ejercido gran influencia sobre las tierras del interior, incluso el Algarve portugués; y no faltan apuntes, eso sí, teóricos, acerca de posibles asentamientos en la desembocadura del río Guadiana.
              Los Tartessos desarrollaron una escritura tan complicada que aun en nuestros días existen textos imposibles de descifrar; aun habiéndose, encontrado ciertas influencias culturales en sus definiciones, al final de su periodo, de lenguas como la fenicia o la egipcia.
             No obstante, y tal cual confiesa sinceramente el profesor Morales Padrón, nada se puede asegurar sobre el pueblo Tartessos, ni sobre su exacta ubicación, tiempo o cultura. Todo es aleatorio, incierto o como se ha dicho al principio: enigmático...

LA ESCRITURA
            La escritura era en prosa; poesías y leyes en forma métrica que según se dice, se datan de miles de años más atrás. Hoy en día la escritura de los tartesios es indescifrable.
 
 
LA CULTURA
             Poco o casi nada se conoce sobre sus tradiciones, aunque se teoriza en que estas eran en gran medida patrimoniales en las viejas poblaciones del sur. Ya los tartesios practicaban la incineración en lugar de la inhumación
 
LA SOCIEDAD
             Gran parte de la población se dedicaba a la Minería mientras que otra lo hacía a la Agricultura como medio de vida. La sociedad estaba dividida en varias clases sociales: príncipes, sacerdotes y hombres libres, además de los utilizados para las minas en calidad de esclavos.
 

LA RELIGIÓN
            Eran politeístas y creían que la mayoría de los pueblos también. Adoraban a los astros, también tendrían entre sus dioses principales al Sol y la Luna. Al parecer, se han encontrado restos de santuarios en diversos puntos de Andalucía.



 
LA ECONOMÍA
            Lo más importante de la producción de los tartesios era la agricultura, la ganadería y la pesca. Las familias más poderosas eran las que regentaban minas de: oro, plata, cobre o estaño. Cuando las extracciones cayeron, los fenicios continuaron la explotación. Ellos fueron los descubridores de que el río Tinto, arrastraba gran cantidad de oro y cobre de céltica. El bronce lo obtenían de la mezcla del cobre y el estaño. Según las cosas encontradas de cobre, estas debían tener más tres mil quinientos años de antigüedad.
 
 
 
 




 
 
 
LA ARQUITECTURA
            Los terrenos urbanos, eran poblados realizados en barro y con elementos leñosos. Las construcciones se detectan a finales del siglo VIII a.C., y cuya morfología sería la de una planta circular u ovalada y levantada sin una organización definida, pero, siempre dispuestas en lugares estratégicos desde donde poder dominar caminos, y los emplazamientos mineros y agrícolas.
 
LA ARTESANÍA
            En el arte de la Alfarería y la Orfebrería, en las que trabajaban, ya lo hacían utilizando un torno de Alfarero. En el arte del metal demostraron tener una destreza especial en el granulado y la filigrana.





LA DESAPARICIÓN
            En el siglo V a.C., los tartesios desaparecen de la historia por la invasión de colonias fenicias, que después de una incruenta y desigual guerra, les hicieron pagar su alianza con los griegos foceos (antigua ciudad de Focea, actualmente en Turquía). También se considera el agotamiento de vetas de minerales, el motivo principal de su desastre comercial, ya que una vez desaparecidas las grandes y poderosas familias, habría desaparecido también la unidad política y social. También se ha llegado a especular el que por desastres de la zona, la civilización pudo ser desplazada.
 
 
EL TESORO
            El día 30 de Septiembre de 1958, un trabajador llamado Alfonso Hinojos del Pino, descubrió un objeto metálico que había de ser el primero de los brazaletes de oro de 24 quilates. El arquitecto Medina Benjumea, había decidido que aquella terraza se enlosara con losas de cemento, con lo que el tesoro hubiera quedado enterrado para siempre. Afortunadamente no fue así. Después fue descubierta una vasija de barro azul semejante a un lebrillo, y el cual contenía en su interior el resto del tesoro conocido en nuestros días como “El Tesoro del Carambolo”, además de unos candelabros (Thimateria), y conocidos como los candelabros de Lebrija.
 
 
 
 
AQUELLA ORILLA TARTESICA EN LA ACTUALIDAD

T R I A N A
 

Fuentes consultadas:
Pomponio Mela
Luis Alarcón
Blanco Freijeiro
J.T. Koch
Carlos G. Wagner
Juan Maluquer
J. María Blazquez
Fco. Morales Padrón
 

 

6 comentarios:

  1. Santiago. Te felicito por partida doble. Primero para que paseis una feliz navidad, y segundo y no menos importante por esta preciosa presentación de lo que se supone fueron nuestros ancestros. Cuanto trabajo y que bien presentado. Me siento orgulloso de tener amigos como tu, con ese trianerismo y esa gracia para hacer las cosas. R. Rodríguez.

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    1. Aquí estoy pasmaíta de admiración y reconocimiento por tanto bueno que nos regalas . Me encanta esta entrada, con rigurosidad, en el texto y presentación impecable, con fotografías de nivel de museo de Bellas Arte...¡Toma yá!

      Un abrazón.

      Mari Carmen.

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  2. Hola Mari Carmen: Lo he hecho con la idea de que mi hija que es Profesora, si lo tiene a bien y lo cree interesante, se lo muestre a sus pequeños y no tan pequeños alumnos, aunque, que duda cabe, le puede servir de ayuda a obtener más conocimiento sobre nuestros antepasados a mucha más gente, espero. Un abrazo de rosco de vino...

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  3. Estupenda la idea de que pueda servir para los colegios. Paco. Los Alcores.

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  4. Me ha encantado este reportaje y vere todo cuanto hay ensu blog. Muy interesante. Magdalena Oviedo. Córdoba.

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  5. Gracias, Santiago, por haber hecho esta entrada pensando en nosotros. La información es muy completa y están apoyadas por las imágenes. Nos ha quedado muy clarito lo que supuso esta cultura en aquel momento de la historia.
    Gracias de nuevo! Un saludo de toda la clase de 6º C

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