domingo

SEMANA SANTA 2014


 
            Se fue la Semana Santa 2014, y cómo años atrás, vuelvo a dar entrada a algunos de los detalles observados a lo largo del transcurrir del acontecimiento, pues siempre es un acontecimiento la Semana Santa de Sevilla, ya que de estas observancias podemos extraer ricas conclusiones tras exhaustivos estudios sobre el comportamiento de entidades y ciudadanía así como de la mismísima Corporación Municipal tanto en cuanto me pueda referir a los que son responsables de su control, o falta de celo, orden y decoro para una fiesta como esta.
Por ello una nueva edición me da la oportunidad de -de forma y crítica absolutamente constructiva- abrir el cestillo del diputado de turno. Vaya pues el primero, y el cual conteniendo un ramillete Azahar, se lo voy a regalar -aunque ya era hora de que alguien le pusiera remedio-, a:
 
El Bar Duque por haber decorado aquel horrible anuncio luminoso que durante tantos años ha venido castigando no sólo a los amantes de la Fotografía, sin cuyo trabajo no habría documentación gráfica para los aun no nacidos, si no por el bien del espectáculo que nos ofrecen las imágenes en su transitar por la Campana, con un fondo, ahora acorde con la fiesta.
 

A la gran cantidad de Hermandades y Cofradías de nazarenos y nazarenas que este año han cuidado con el más sumo y exquisito esmero el discurrir de los hermanos bajo la dirección acertadísima de los diputados de tramos.
 
A éste magnífico Cantaor que bien podríamos darle ya -porque se lo merece-, el tratamiento de don Jesús Heredia, el cual a sus 81 años, y una vez más en la Campana nos ha vuelto a deleitar con varias intervenciones, realizando la primera como es natural en él a pie de calle.

            El segundo canastillo, éste improvisado diputado de turno se ha visto una vez obligado, amargamente, ha llenarlo de cardos. Espero que en la próxima edición el cestillo se quede en el desván. No obstante, en esta ocasión, y aunque hay quien repite, y yo no lo quiero hacer, juzguen Vds. mismos; ellos son para:
 
 
A la mayoría de las Hermandades que se han excedido en el consumo y reparto del incienso, sobre todo en la Campana, y las cuales parecían no sólo haberse puesto se acuerdo sino, curiosamente, dar la impresión de competir haber cual inundaba de más humo la delantera de los pasos, sobre todo los de Misterio. Había ocasiones en las que apenas se podían ver las imágenes y cuando ello se lograba, a veces la escenografía ya la habíamos perdido.

 
A la Hermandad de la Soledad de San Buenaventura, con un cariño muy especial, para que de una vez por todas recupere el aspecto y la perfecta puesta en escena, y que bastantes años atrás disfrutaba su titular en manos de su Prioste Vestidor Paquito Cayuso.
 

A aquellas personas que se empeñan en tocar cualquier parte de elementos como cruces -a la vista-, respiraderos o el dorado de las canastillas aun sabiendo el daño que estos toques con las manos, a veces sudorosas, puedan llegar a perjudicarlos.
A la entidad de la Peña Bética que ubicada en la Plaza de La Campana, hace que todos los cortejos una vez entrados en la calle de las Sierpes, desmerezcan de su bellísimo transitar quedando absolutamente roto, al tener de fondo el escudo de la Sociedad Deportiva, así como el rótulo, ambos luminosos. Aun a pesar de sentirme Bético por condición y tradición familiar, entiendo que este comportamiento es altamente indecoroso, a la vez que no favorece en modo alguno a la ciudad que, en ciertos acontecimientos, también representa.

 
Al Excelentísimo Ayuntamiento, y en razón de él, a quien corresponda, la desgraciada idea de haber permitido la colocación de estos horrorosos y antiestéticos cableados de árbol a árbol por razones de la transmisión de las imágenes por Televisión, pero, que yo digo que si esto - y lo repito un año más-, es para toda la vida: ¿Por qué razón no se ha realizado ya de una vez el consiguiente soterramiento de las líneas de alimentación a cámaras y equipos con el fin de que siempre que se necesiten, pues tenerlas disponibles?
 

 
A mis queridos conciudadanos, principalmente, y con este último tirón de orejas acaba esta primera parte, sólo quiero hacerles una pregunta: Si tenéis esta capacidad tan extraordinaria de dejar la calle, tras el paso de una Cofradía, tan llena de basura, que parece que vuestra ciudad os importa un comino, y que yo no sé de donde demonios la sacáis y si lo hacéis: ¿Porque no volvéis a meterla de nuevo en el mismo lugar? Será cuestión un año más de, ilusamente, esperar que ello cambie en alguna medida
 
No sé si acertadamente o no he vuelto a reivindicar aquello que, como ciudadano sevillano, me duele hasta la médula, pero creo que es necesario que todos, sin excepción, pongamos nuestro granito de arena; será la única manera de hacer una gran montaña. Lo malo de todo esto es que: Se me entiende ¿Verdad?
 

 
 
 

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