DESCUBIDORES E INVENTORES
El
británico Alexander Graham Bell, a través de dos pequeños
aparatos, uno para hablar y otro para oír, transmite la primera
frase a distancia. Bell le diría a su ayudante Watson, el cual se
encontraba trabajando en una dependencia contigua: “Sr. Watson,
tenga la bondad de venir aquí, necesito que me ayude”. Este
invento llamado teléfono y financiado con la ayuda de sus suegros,
haría que el mundo en el que estamos viviendo fuera más pequeño,
sin embargo, el ser humano en su afán de avanzar hacia no se sabe
donde, parece ser que está consiguiendo más comodidad, eso sí, pero,
también más introversión. Observese alguna reunión de amigos: No
hay diálogo, no hay discusión, no hay polémica, sólo hay la
manipulación individual, de un teléfono en las manos de cada uno...
Por
otra parte, una vez más queda recogido en la pericia y pertinaz
entrega de los inventores, cómo en la búsqueda de hacer realidad
una idea, descubren otra, y en el caso que nos ocupa hay que resaltar
el que éste genial escocés nacido un día como hoy, 11 de Marzo de
1847, y teniendo tanto a su madre como su esposa sordas, su punto de
mira era simplemente, investigando, encontrar la solución para que
ambas pudieran oír.
Y
de un nacimiento en este día, al fallecimiento de otro aun más
grande, si cabe, escocés también, y también de nombre Alexander
aunque en este caso Fleming, 1955, y al que la Humanidad le debe el
descubrimiento de la Penicilina.
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