FERIA DE SEVILLA
Aún a pesar de las muchas vicisitudes por las que atraviesa este Blog, no me resisto a realizar un año más una nueva Entrada con motivo de nuestra mundialmente conocida Feria de Abril, aunque en este 2025 y por razones absurdamente religiosas se celebre en Mayo. Sin embargo, así es como rueda este planeta...
Para ello, me complace cambiar de tercio como dirían mis enemigos los taurinos, y ofreceros una Triología en Homenaje a los amantes de la cuadra Equina tan importante durante los días de Feria.
A LOS CABALLOS
Que me gustan los caballos,
y cuanto los caballistas cuando la vena de
artista aflora en esas revistas mostrándonos sus destrezas,
cuanto primor que entereza dominando a aquellos
pasos que bracean a los aires de la más alta nobleza.
Son nuestros caballos, señores,
de las tierras andaluzas,
árabes, jerezanos o lusos,
pero siempre españoles,
porque donde haya un caballo en el que brillan
las luces de sus crines bien peinadas,
nadie pondrá en entredicho que nunca habrá mejor
bicho que el caballo de mi cuadra.
Porque los caballos son como la viva esperanza
de quien vivió para ellos,
cuidándolos, amándolos,
y en esa plena alianza conviviendo con su gracia
su donaire y su templanza.
Mima tu caballo siempre que puedas,
y cuando lo pongas en el tiro de tus deseos,
piensa que te llevara por los aires con aquel
primor y donaire de unos deliciosos paseos.
CABALLO
Que andares, Dios mío, que andares, que sentimiento Señor, desde los
finos hollares hasta el gentil movimiento; el caballo, la yegua o aquel humilde
jumento, sin olvidar a esas mulas que, con tan grácil y estilosos andares,
tiran de una jardinera disfrutando garbeantes cuando con un trotar elegante
sabe que la feria espera.
Bendito animal el caballo al que solo le falta hablar, pues para simplemente
obedecer no hay más que tocarle su ijar.
Podrás llevarlo de lado, andando o pidiéndole marcha atrás, pero si lo llevas
filigraneando, eso es el no va más.
Mis caballos tienen alma, y si tu esto no lo entiendes, has de saber que son
joyas que a ti siempre te comprenden.
TENGO UN
CABALLO
Tengo un caballo, señores,
que me riñe más que yo a él,
y es porque quiere lucirse
en el real de la fiesta sevillana,
y hasta en la feria de Jerez,
porque cuenta en sus relinchos
que esa es su feria "pardiez"
en donde lo parió una madre,
una hembra de pura raza calé,
y no una yegua cualquiera
que también hubiera podido ser;
pero atiende esto compadre,
es que mi español, mi caballo,
relincha tan cual cascabel
que hasta las crines doradas
resuenan como entonadas
del derecho y del revés;
míralo desde donde estés
y verás que no te miento,
descubrirás un sentimiento
que no se puede entender
si no acaricias su testuz,
sus ollares o hasta la cruz,
que vibra cuando tus manos
lo tratan casi como humano,
y es que él es como el amigo
que te quiere, y que a mi me adora
como yo adoro su entrega
cuando lo saco a la arena;
ya se convierten en un poema
sus brazadas, su obediencia,
qué ejemplar con esa ciencia
como si hubiera hecho carrera,
no para correr en un gran turf
o en las playas de Sanlúcar
en aquellos días del verano,
sino para exhibirse gracioso
mostrándonos todo ese arte
cuando levanta esas manos
que heredara de su madre,
¡qué delicia! cuánta belleza,
que hermosura y sutileza
en una exhibición de arte
cuando él, de parte a parte
arranca mi exclamación:
¿Cómo no vamos a amarte
si eres nuestro campeón?
Y ahora, al estar leyendo esto
pensad en estos bellos versos
que, convertidos en pregón,
yo se los regalo a quien quiera
si en realidad a los caballos,
de verdad que los quisiera,
con todo su corazón.
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