SE VA EL AÑO
SE QUEDAN LAS IMPRUDENCIAS
A estas alturas de la
pandemia, ésta, si algo nos ha enseñado es que muchísimos ciudadanos no van a
poder pasar la navidad con su familia, porque el virus no entiende de
navidades, aglomeraciones, o cenas
familiares con o sin mascarilla.
Con toda seguridad una inmensa mayoría de la ciudadanía está
cansada de este año: de los cierres perimetrales,
de las distancias obligadas, de los bares y restaurantes cerrados, de no poder salir de
vacaciones, y ese largo etc., que nos está haciendo la vida imposible, sin
embargo, estoy segurísimo, de que los familiares que han sufrido la triste
pérdida de un ser querido, por haberse contagiado por este virus, estarán mucho
más cansados de ver las actuaciones irresponsables de muchísimos de sus
coetáneos, sin importarle en absoluto las consecuencias que puedan traer su
carencia cívica, su insensatez y sus estúpidas imprudencia.
Los sanitarios, los expertos y algunos políticos (otros no),
nos dicen que los hospitales están casi colapsados; que la segunda ola en
Europa ha tenido una mortalidad mayor que la primera; que noviembre ha sido, en
nuestro país, el mes con mayor índice de contagios, y el segundo en mortalidad;
que no debemos concentrarnos en grandes multitudes y que si no somos
responsables y cuidadosos, nos veremos afectados, si no se remedia, por una
tercera ola a primeros de enero.
Después de todo lo dicho, me duele ver que en realidad, no nos
importa nada, que los hospitales y los sanitarios estén al borde del colapso,
que la economía esté por los suelos o que haya muchas personas mayores, niños y
niñas que no tienen ni para una comida al día. Me resisto a creer que nos
importa más salir de compras, ir de copas, juntarse en comidas y cenas
multitudinarias, que los miles de fallecimientos que se han producido y
continúan produciéndose a causa de nuestros excesos y desprecios hacia todo y
hacia todos.
Es verdad, que nuestros representantes políticos, ayudan poco
con sus peleas y discusiones bizantinas sobre las estrategias a desarrollar. Es
verdad que todo esto desconcierta a muchos y les da alas a los detractores del
sistema y a los que se niegan a cumplir. Sin embargo, lo que es obvio que no
hay que olvidar es que todo depende de nuestro comportamiento individual, y que
de ello va a depender el que muchos familiares y amigos podamos disfrutar de una comida o una cena en
familia no sólo en esta navidad de 2020 sino, posiblemente, en la siguiente
navidad del 2021.
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