LA VIDA HUMANA
“La vida humana, por la razón que he dejado explícita en uno de los capítulos
de mi novela Trozos del espejo (1993), tiene una duración ideal, la de ochenta
y cuatro (84) años, sujetos a la representación de su Creador así como a las
cuatro fuerzas que lo componen, y que fueran las que en sus inicios
instituyeron y continúan instituyendo todo cuanto existe en nuestro Universo.
“Cada
una de esas fuerzas activas y positivas, han de tener relación con una edad del
ser humano; así podemos ver cómo la primera edad y hasta los veintiuno (0/21)
años, se corresponde con su primer ciclo, que es el ciclo del elemento Fuego,
por consiguiente veremos que en esta primera edad no hay control, no hay toma
alguna de decisiones, y sí asimilación de cuanta información se pueda
almacenar.
“En
la segunda edad, o sea, entre los veintiuno y cuarenta y dos 21/42) años, esta
idea ahora se interioriza, el ser humano ya es consciente de que ha de realizar
un trabajo muy duro, y muy especial. Bajo la influencia de los elementos, esta
edad se corresponde con el segundo ciclo que es el del Agua, y veremos cómo se
llena del sentimiento.
“Con
la tercera edad, o sea, entre los cuarenta y dos y sesenta y tres (42/63) años,
la idea que se interiorizó, ahora está desarrollándose; el ser humano se ha
vuelto mental, y todo debe tener una razón de ser; a todo ha de encontrarle
explicación, encontrarle un por qué. Obviamente se encuentra ahora bajo la
influencia del tercer ciclo como es el ciclo del elemento Aire.
“En
la cuarta edad, o sea, entre los sesenta y tres y ochenta y cuatro (63/84)
años, el ser humano se encuentra en ese periodo en que aquella idea que luego
de interiorizarse se desarrolló, ahora muestra el resultado. Naturalmente hemos
de pensar que el elemento que influencia este ciclo es el elemento Tierra,
aunque he de aclarar, que Tierra no es un elemento propiamente dicho, sino el
nombre que recibe la cristalización, o sea, el compendio de los tres elementos
anteriores. El Fuego y el Agua se condensan, el Aire seca la condensación y se
produce la solidificación, y con ella la masa, a ella como cristalización del
proceso la llamamos tierra.
A los amantes de las religiones, y más en
concreto a los adeptos a la religión Cristiana, podemos exponerle un ejemplo
sobre este tema:
En los evangelios principales (aunque hoy día no
dejan de aparecer nuevos y diversos), hay que destacar los de Juan, Lucas,
Marcos y Mateos. Si los analizamos
detenida, rigurosa y profundamente, observaremos como Juan representa el
Fuego (es el evangelista que nada le importa, él se lanzará ciegamente a
defender a su Maestro, ante quien sea, más aun, sin saber siquiera con que
enemigo ha de enfrentarse). En segundo lugar y representando al elemento Agua,
nos encontramos a Lucas; él en cada uno de sus escritos dejará testimonio de su
sumisión al Maestro a través de una sensibilidad, de un sentimiento tan tierno
capaz de hacer caer columnas más poderosas que las del templo. En tercer lugar
nos encontramos representando al elemento Aire, a otro evangelista, en esta
ocasión se trata de Marcos. Marcos será el más mental de todos; todo lo
discute, todo lo intenta razonar, encontrarle un sentido a cuanto está
sucediendo. Al final nos encontramos a un sujeto que pasará por la época y por
la historia como uno más de los evangelistas, o mejor sería calificarlo como
oportunista ya que él en representación del elemento Tierra, su aportación al
testimonio de la vida del Maestro, lo único que hace es recoger todo cuanto lee
acerca de él; en resumen, Mateo, no nos dice nada que no hayan escrito con
anterioridad Juan, Lucas o Marcos.
Para no hacerme muy extenso, podéis recurrir a mi
otro libro: Los números (1997). En él, podéis comprobar como sumando 8+4 es
igual a 12, pero si lo reducimos a un solo dígito ya que 12 no es un número
sino una cifra, veréis que éste queda en 3, o sea 1+2, lo que nos lleva a la
Trinidad real y absoluta: VOLUNTAD-SABIDURÍA-INTELIGENCIA. Sin su práctica, es
muy posible que nuestra misión (sin la utilización del vehículo de nuestro
comportamiento ético), no haya sido satisfactoria al final de nuestra existencia.
Siempre abierto a posibles dudas, ya que tan sólo a través de ellas podremos ver la luz...
Después de leer esta entrada, voy a echarle un vistazo a los dos libros. Una opinión más que hay que respetar y agradecer. Saludos. Eugenio salmantino.
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