¿NUEVO AVISO, O UN ULTIMATÚN?
La
pandemia del coronavirus –Covid 19- (estos son –CoV- una amplia familia de
virus que pueden causar diversas afecciones, desde el resfriado común hasta
enfermedades más graves, como el Corona causante del síndrome respiratorio),
nos revela el modo cómo habitamos el planeta, ya cansado de tanta
perniciosidad. La lección que nos transmite dice así: Es preceptivo, mejor,
imperativo dar un giro de 180 grados a nuestro estilo de vida en él, como una
Tierra viva que es y piensa. Ella, nos viene avisando de que, así como nos
estamos comportando, no podemos continuar. En caso contrario, tendrá que
liberarse de todos esos seres excesivamente agresivos maléficos y nocivos para
el conjunto del sistema de vida actual.
Amigos y amigas, sin ánimo de
presuntuosidad alguna, creo que todo lo vertido aquí debería de ser analizado y
en consecuencia, si se estima de interés público, darlo a conocer a través de
todos los canales posibles.
En pleno Siglo XXI más de 1.300 millones de
personas son pobres y 24 mil mueren cada día de hambre en el mundo. De ellos,
18 mil son niños y niñas menores de cinco años, de lo que se desprende que en
tan sólo un mes mueren 540.000. O sea, que esta pandemia que estamos viviendo
no es nada al lado de las cifras que facilita la OMS (Organización Mundial de
la Salud). ¿Y qué hacemos? Porque lo que estos números dejan claro es que en un
año dejamos morir de hambre a 6.480.000 niños y niñas.
En
este momento, nuestra Tierra, ante el hecho de estar en medio de una
–encubierta- casi guerra mundial, es importante que seamos conscientes de
nuestra relación hacia ella, así como de
la responsabilidad que tenemos en el destino común: planeta-vida-humanidad.
Atendamos,
pues este razonamiento, veamos: El Universo existe desde hace ya miles de millones de años (¿?). La Tierra,
hace ya otros tantos miles de millones (¿?). La Vida, desde hace otros miles de
millones (¿?). El ser humano desde hace algunos millones (¿?). Nosotros, el
homo sapiens actual, hace miles de años
(¿?). Todos, el Universo, la Tierra y nosotros mismos, estamos formados con los
mismos elementos físico-químicos.
La
Vida, probablemente, comenzó a partir de una bacteria originaria, madre de
todos los seres vivientes, y que fue acompañada de un número inimaginable de
microorganismos. Imaginemos pues, la cantidad incontable de esos
microorganismos en toda la Tierra; un Planeta, nuestra casa, y a la que, o
ponemos, definitivamente, de nuestra parte, o la próxima decisión la basará en
quedarse quieta, dejar de rotar durante tan sólo un Nanosegundo (la millonésima
parte de un segundo), con lo cual todo cuanto habita en ella, sin distinción,
saldrá disparado hacia Dios sabe dónde…
Di por acabado esta especie de
articulo-opinión epistolar, cuando decido entrar a la cocina para prepararme un
café. De forma rutinaria conecto la radio y escucho durante un corto espacio de
tiempo la respuesta de una persona entrevistada a su entrevistador, hete aquí
la respuesta: "Claro, hombre, ahora mismo lo único que estoy es
entrenando, pero no te puedes hacer una idea de las ganas que tengo de que
acabe todo esto y que comiencen las ferias; estoy loco ya por verme de nuevo en
una plaza..." Cómo habréis podido deducir, se trataba de un torero
(matador de toros) un ser humano loco por volver a matar a sus propios
hermanos…
Es curioso observar y escuchar,
hasta la saciedad, aquello de que esta pandemia, este estado de alarma, esta crisis vírica que nos está haciendo
tanto daño, va a ser un antes y un después para una confraternidad absoluta de
los unos para con los otros, y que entraremos con un pie diferente en el marco
del más absoluto respeto hacia todo y hacia todos, pero, ahí tenemos un
ejemplo; y como dice el refrán: “para muestra, con un botón es suficiente”.
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