Correrían
dos años importantes en la vida del Barrio: 1976 y 1977. En ellos y
sobre todo en el segundo, habríamos de distinguir a todo un Sr.
Alcalde que, aun llevando a cuestas su carga de ideales franquistas,
si es que ello se puede considerar así, estuvo a punto de conseguir
el que de Sevilla a Triana, nosotros, los Trianeros no pudiéramos
entrar, como bien decía nuestro querido Ángel, andando y por
nuestro Puente.
Un año en el que, precisamente nuestro grupo Musical
Triana, recomendaba se viera cualquier semana, para darse cuenta de
que ellos estaban en todo lo alto, ya que más que las listas de
éxitos cantaban los nombres de los “elepés” más vendidos: "Hijos del Agobio" con la firma Fonomusic.
Pero
éste buen señor, nombrado Fernando de Parias Merry, no se quedaría
contento ante el fracaso de aquel intento, y, claro está, algo
tendría que caer: “¿Que se me puede ocurrir con tal de fastidiar
a Triana...?” -pensaría-. El caso es que lo que se le ocurrió fue
darse un paseíto por el Barrio y fijarse en el Arco de la calle
Fortaleza en su desembocar a la calle Troya. Y fue así como tomada
la decisión más coherente, en la Primavera, mandó eliminarlo
por,según él, antiestético. Un desgraciado bocado más a una calle
engullendo aquel encantador rincón denominado Arquillo de la Cruz,
aunque según Macías Míguez, disfrutó de otros nombres. Desde
comienzos del siglo XVIII, fue un tipo de construcción frecuente en
Triana con lo que quedaban unidas dos viviendas.
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