LA
CASA DE LAS COLUMNAS
(Actual Centro Cívico)
Al
rebuscar datos sobre la gentes de la mar en la época del
descubrimiento, es curioso observar la Sevilla del siglo XVI. En
ella, es notorio el afianzamiento de cofradías gremiales dedicadas
a un amplio abanico de oficios relacionados no sólo con la mar sino
directamente con el río Guadalquivir en ambas márgenes. Una prueba
más de la importancia de estas actividades, es la de que en el siglo
XV disfrutaba de uno de los puertos más sobresalientes, dadas sus
características y relevancia histórica, de la península.
Gremio
de pescadores y armadores del río Guadalquivir.
Hermandad
de San Telmo y Nuestra Señora de Guía. Hospital y capilla propia,
situada en la calle de la Victoria en Triana.
Gremio
de calafates y carpinteros.
Hermandad
de los Santos Mártires Hospital y capilla situada en la calle Sol de
Triana.
Gremio
de barqueros.
Hermandad
de Nuestra Señora de Guadalupe. Arrabal del Arenal. (Triana ¿?)
Contratación
de marineros.
Congregación
de Nuestra Señora de las Cuevas. Dependencias en el Castillo de San
Jorge en Triana.
Gremio
de patronos de barcos.
Hermandad
de la Virgen del Rosario. Ubicada en el barrio de San Sebastián en
Triana.
Capitanes
de las naos Almirante, en la flota, por nombramiento real.
Hermandad
de San Nicolás (Hospital y Capilla), en la collación de la Puerta
de Triana
Señores
de naos, pilotos, maestres y contramaestres.
Cofradía
de Nuestra Señora del Buen Aire, San Pedro y San Andrés (Iglesia,
Hospital y Escuela), en la margen derecha del Guadalquivir, y la de
mayor importancia, poder e influencia.
Tras
la conquista de Sevilla, se funda en la ciudad una congregación de
la gente de la mar que no tuvo arraigo. Refundada a finales del siglo
XVI, las primeras reuniones se celebrarían en unas dependencias o
locales alquilados en la trasera de la Plaza de la Iglesia, actual de
la Magdalena, y colindante con el antiguo Hospicio de las Niñas
Huérfanas, por lo que su primera Capilla fue una cesión en el
Convento de San Pablo, para posteriormente pasar a Triana.
El
hoy Centro Cívico de Triana, conocido como “La Casa de las
Columnas”, es una Institución dedicada a la Cultura, y propiedad
del Exmo. Ayuntamiento de Sevilla, desde los años ochenta, quien la
rehabilitó en 1988. Esta casa sería reconstruida en el año 1780.
El conjunto arquitectónico anterior y ubicado en el emplazamiento
del actual, habría acogido al “Hospital, Iglesia y Cofradía de
Mareantes” de Sevilla, una corporación que reunía a los hombres
de la mar, y que se organizaría en Triana a mediados del siglo XVII,
con el beneplácito del Arzobispo de Sevilla, el Dominico Fray
Domingo de Pimentel.
Hay
constancia documentada de su existencia desde mediados del siglo XVI.
En 1562, los mareantes se constituyeron como Universidad para la
enseñanza y defensa de sus intereses profesionales. Entre los
objetivos de esta Universidad, encontramos por un lado el factor
devocional de la Cofradía, concretada en dar culto y honrar a los
patronos de la hermandad, por otro el aspecto asistencial que se
resume en la ayuda material y espiritual de los hermanos marinos
navegantes. Estos aspectos hacen que se acondicione la arquitectura
de la sede de la hermandad, ya que la asociación precisa de un lugar
sagrado en donde compartir la liturgia eucarística con la
enseñanza y los actos culturales.
Por
otra parte, era necesario disponer de un espacio que facilitara las
reuniones de los hermanos. A su vez, el carácter asistencial de la
corporación les hizo estudiar la necesidad de disponer de un local
reservado con el fin de atender a los marinos enfermos que, en
malas condiciones , llegaban del “nuevo mundo”, así como a los
que habían alcanzado una vejez extrema.
Aquellos
planos realizados por los maestros de obras Sabino Gutiérrez y
Francisco de Escacena, antes de la desaparición del edificio, nos
ofrecen valiosos datos para conocer su distribución: Todo el
conjunto se sostenía sobre una cimentación en la que destacaba un
subterráneo construido a base de muros y pilares formando arcos. El
Hospital se alzaba en la parte que daba a la calle Orilla del Río
(anterior Vera del Río), y en la actualidad calle Betis, con fachada
principal a la misma, y teniendo como salida trasera a la entonces
denominada calle Larga (anterior Ancha), y actual calle Pureza, o sea
lo contrario a como ambas salidas están dispuestas en el inmueble,
según se puede ver en la actualidad. La iglesia, que sería
levantada en el primer cuarto del siglo XVI, ocuparía la mayor parte
del edificio. El espacio seglar del conjunto estaría situado junto
al paso existente, que bordeaba la orilla del río, y contiguo al
lateral de la Iglesia. El piso de abajo disfrutaba de dos
dependencias sobre las que se alzaría, una tercera, todas ellas
adosadas a la nave de la iglesia y que se abrían a un patio y un
corredor por el que se accedería al recinto desde la calle Larga.
También dispondría de una parte de la edificación para la vivienda
de un casero, y que más tarde sería ocupada por los administradores
y capellanes de la Hermandad. Cuando en ocasiones el Hospital se
encontraba saturado, dada su capacidad, esta zona también sería
utilizada para la atención a los marinos enfermos.
Sobre
la puerta principal de la fachada se abría una hermosísima
hornacina de fábrica abierta, que guardaría una imagen de la
Virgen del Buen Aire, Patrona de los Navegantes, del autor Juan de
Oviedo, y que hoy se encuentra en el Palacio de San Telmo, así como
unas pinturas dedicadas a los apóstoles San Pedro y San Andrés. En
ocasiones, esta especie de Capilla al aire libre sería utilizaba
como altar y donde se celebraría la eucaristía dirigida,
principalmente, a los marinos y trabajadores que permanecían en sus
barcos, así como a los, entre otros oficios, carpinteros de ribera y
calafates.
El declive de aquel conjunto de “Hospital, Iglesia y Universidad de
Mareantes” fue producido por la construcción del nuevo Seminario
en una suerte de tierra propiedad del Santo Oficio, cercana a la
Puerta de Jerez y colindante con la Ermita allí existente dedicada a
San Telmo y de cuyo santo, el arrabal tendría su nombre.
El
promotor de la idea y petición de traslado el 2 de Septiembre de
1681, sería el Superintendente de la Corporación en Triana Juan
Jimenez de Montalvo, tras consultar con la corona, argumentando éste
que la ubicación en Triana dejaba mucho que desear en el sentido de
que carecía de amplitud y capacidad para tal fin, ya que se
encontraba rodeada de casas y calles estrechas que obstaculizaban en
gran medida la expansión, tanto del edificio como de sus
actividades, por lo que tras la autorización, mediante real cédula
de Carlos II, sería al año siguiente que se produce el traslado
definitivo con el ingreso de los primeros alumnos. Este Seminario de
Estudiantes para Navegantes -Oficiales y Pilotos- de la mar, tendría
una gran actividad hasta su desaparición en 1841. (Documentación
del Real Colegio Seminario de San Telmo, y bajo la custodia hoy del
Archivo histórico de la Universidad de Sevilla, “AHUS Libros
217/270”).
La
singular agrupación de dependencias de que disfrutaba el Hospital y
la Iglesia, quedarían evidenciada por la falta de una configuración
simétrica, características arquitectónicas en las construcciones
actuales dedicadas a las hermandades de nuestros días.
Corría
la primera mitad del siglo XVIII, cuando la Universidad pretendió
que continuara el uso sagrado de su antigua Iglesia, cediéndola,
para ello, a varias órdenes religiosas. En la primera década del
XVIII, se traspasaría la finca a los Franciscanos del cercano
Convento de San Juan de Aznalfarache, no obstante, a mediados del
mismo siglo, la corporación decidiría hacerse de nuevo con ella en
calidad de propietarios, para algún tiempo después acabar tomando
la decisión de venderla.
Sería
Fernando Narbona, hacia finales del siglo XVIII, el que edificaría
una hermosa casa con puerta trasera y vistas al río desde recios
balcones, y fachada principal bellamente balconada, y puerta
flanqueada por dos columnas de estilo toscano fabricadas en ladrillo
con entrada por calle Larga. Esta nueva construcción se realizaría
sobre el solar que anteriormente ocupara la Iglesia. En su morfología
arquitectónica, se puede comprobar la bella proporción de
movimiento y volumen, consiguiendo ser uno de los más singulares de
su época.
A
partir de entonces y durante muchos años, su uso estuvo dedicado al
acogimiento de partidos para familias con escasos recursos
económicos, por lo que fue conocida como una casa de vecinos más de
las muchas existentes en Triana.
Será
el siglo XVIII, un periodo de importancia vital para la arquitectura
sevillana, obligada en parte por la ruina que causara el terremoto de
Lisboa de 1755, y que obligara a una importante reconstrucción del
Caserío.
En
la actualidad, y rehabilitada por el Exmo. Ayuntamiento de Sevilla en
1988, quedó dedicada a ser utilizada por la Gerencia de Urbanismo.
Poco tiempo después sería cedida al Área de Participación
Ciudadana con el fin de atender los Servicios Centrales, y un Centro
Cívico que no cuajó hasta pasada la Exposición Universal de 1992,
ya que el edificio albergó el Comisariado de la Exposición a
mediados de 1991. Terminado el acontecimiento Expo´92, sería en el
mes de Diciembre cuando comenzarían los preparativos para adecuar el
inmueble como Centro Cívico “Las Columnas” en Triana, reapertura
esta que sucedería en Marzo de 1993.
Magnifica y documentada entrada, felicidades, Santiago.
ResponderEliminar¡Trabajito a costado! El personal que verdaderamente puede ayudarte, a veces, no está con ánimos para ello pero, que le vamos ha hacer. Todo se consigue a base de mucha constancia.Gracias José Luis y un saludo cordial.
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