viernes




PERDÓN EN SOLEDAD


Y llegará el Viernes Santo
con su lúgubre color,
aquel del que hasta la flor
huyó tan despavorida
porque jamás en esta vida
nadie flor negra encontró.

La marea empujará
hacia el llano de la suerte
siete espumas mañaneras,
siete rejones de muerte
que por calles y plazuelas
irán buscando el momento
de aligerar la mañana,
y un repicar de campanas
con sus cárdenos sonidos,
reventarán los sentidos
de esta linde Sevillana.

Guadalquivires de cera
correrán por los canales,
y la cal por las haciendas
serán sombras espectrales
cuando en sus paredes blancas
se refleje la Inocencia...
¡Señor, te pido clemencia!
Que enmudezcan las aceras.
Que las ventanas no hablen,
y si hablan, que se rompan
en mil trozos sus cristales.
Que no suenen las cornetas;
Que los tambores se callen,
que sólo se oigan los juncos
allá por los arrozales,
y que el aire Marismeño
en la Marisma se calme,
que un sabor de Pena negra
viene cruzando la calle.

Un sabor de Pena Negra
viene cruzando la calle;
llenándola de quebranto,
haciendo de Negro Azul
los perfiles de su manto,
y de color Azul Negro
el manantial de su llanto.


De Negro Azul los temblores,
y de Azul Negro ese espanto
que se refleja en los frunces
Negro y Azul de su paso
cuando tan Azul y Negro
es el Cielo en Villa franco...

Azul Negro el perfil de su madero.
Azul Negra la sangre de sus venas.
Azul Negro el color del desconsuelo.
Azul Negra la tarde aunque serena.
Azul Negro el tono de su Cielo.
Azul Negra de dolor toda su pena.
Azul negro el llanto en su pañuelo.
Azul Negra la noche Nazarena.

Pregón de Villa franco (Sevilla)
Semana Santa 1996





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