martes

PATROCINIO

Con su carita inclinada,
va caminando despacio
una Rosa delicada
la tarde del Viernes Santo.
Una Rosa deshojada,
porque el color de Amaranto
se coló de madrugada
en los pliegues de su manto.
Y así la tarde la espera
para cantarle un rosario
de miradas y promesas;
Unas miradas tan tiernas
que hasta parecen decir
que el Cachorro no se muera.
La tarde se hizo aire
para la Niña Bonita,
para la Madre callada;
La Reina del Patrocinio
que es la Sangre derramada
por esos siete cuchillos
de este Barrio de Triana.
Y el aire con su poder
quiso el cordón traspasar
y un beso depositar
sobre el Rosa de su piel;
Pero no, no pudo ser,
porque al intentar llegar,
ya no pudo penetrar
la barrera del Clavel
ni el aroma del Azahar.
¡Celosa y fuerte custodia
tiene para Ti, Sevilla,
que te designó la Novia,
siendo en Triana la Gloria
las rosas de tus mejillas!


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